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Otra semana clave,

aunque la posición del campo se deterioró


por: Emilio Marín - Diario La Arena - La Pampa

Cuando las cuatro entidades agropecuarias estaban tratando de reacomodarse políticamente, tras hacer sufrir al país otra semana de cortes, apareció el energúmeno de Gualeguaychú calificando al gobierno de "tiranía".

Alfredo De Angeli declaró el sábado que el gobierno nacional "es una tiranía". Textual. Al menos la presidenta de la Nación toma medidas avaladas con el voto popular. En cambio aquél bocón dispone paros totales en la ruta 14, la requisa de vehículos, la pérdida de trabajo de miles de personas y el sufrimiento de otras, atascadas dentro de sus camiones durante varios días, sin tener ningún título legal que lo habilite. ¿Quién es el tirano, entonces?

Esta semana ha sido particularmente odiosa por los cortes pues varios se convirtieron en totales, con 2.000 camiones formando filas de 20 kilómetros. Y en esa obturación se empezaron a perder alimentos, una irracionalidad en un país que tiene 2 millones de personas sin qué llevarse a la boca (en el mundo, como se inventarió en Roma, en la FAO, hay 850 millones de hambrientos).

En ese contexto, que De Angeli y los cuatro jefes patronales del campo profundizaran sus bloqueos, fue un poco mucho. La Serenísima dijo que perdería un millón de litros de leche diarios, en tanto Sancor estimó su pérdida en 300.000, un cuadro dantesco para la mirada de los argentinos.

Los cortes prolongados, que no dejar pasar ni a colectivos de transporte público -varias líneas suspendieron sus viajes desde Buenos Aires a Rosario y Córdoba- exasperaron los ánimos. Los camioneros -empleados y dueños de los camiones- formaron contra-piquetes, para que el embotellamiento fuera mayúsculo y al final los chacareros dejaran pasar a todos. Esto generó el riesgo de desabastecimiento para la semana que comienza pero también el peligro de enfrentamientos entre los seudo piqueteros y quienes se ven imposibilitados de transitar. Hubo chispazos en varios cortes. Los responsables del lock out creen que podrán endosar la responsabilidad de eventuales sucesos al gobierno, pero ellos tienen la mayor parte de culpa.

En primer lugar, van a correr con esa responsabilidad porque la Comisión de Enlace dispuso el nuevo "paro agropecuario". Lo que suceda, si sucede, tendrá que ver con esa medida que en total lleva 90 días.

Y en segundo lugar, tendrán que hacerse cargo porque el empecinamiento en el lock out agropecuario tiene como origen su rechazo a las retenciones a la soja. No les satisfizo la compensación a la retención para los pequeños productores, ni el reintegro por mayores fletes ni el techo a las retenciones móviles cuando el precio de la soja supere los 600 dólares la tonelada. Ya que los dirigentes agrarios son dados a usar expresiones campestres, aquí va una: parecen la gata de doña Flora.

La presidenta de la Nación, que no los había aludido en varios días, les pegó en el ojo desde un acto en La Matanza donde se inauguraba una red de agua potable, al preguntarse: "¿qué trabajador, qué empresario, qué comerciante, por más grande que sea, puede estar 90 días sin trabajar?". Evidentemente, para eso se debe tener una espalda amplia, hecha de alta rentabilidad y fuerte capital.

Profundizando en esa tesitura, Néstor Kirchner toreó desde Comodoro Rivadavia a la cúpula de las 4 por 4 diciendo que debían terminar con la hipocresía porque "tan mal no les había ido".

Evasores y algo peor

¿Cuál fue el argumento de la Comisión de Enlace para anunciar el viernes que el "paro" terminaría el domingo a la medianoche? Invocar que había un pedido de la Iglesia católica y un llamado a audiencia con Eduardo Mondino.
Pero traer a colación el documento del cardenal Bergoglio no fue muy feliz, pues en esa pieza se pedía el levantamiento urgente de la medida, que en cambio fue prorrogada por tres días más.
Además, Luciano Miguens, Mario Llambías, Eduardo Buzzi y Fernando Gioino sabían perfectamente que la reunión convocada por Mondino no será tenida en cuenta por el PEN. Es casi seguro que concurrirán sólo ellos. El gobierno ha dicho que no necesita mediadores, por lo que Mondino, Bergoglio, Hermes Binner y otros ofrecidos para esa función saben que no serán tenidos en cuenta.

Es que desde el ángulo gubernamental no se acepta tener a los dirigentes agropecuarios como "contraparte" o "poder paralelo".

¿Por qué levantó el pie del acelerador la Comisión de Enlace, para que este lunes se disuelvan los coágulos en las arterias terrestres del país? Porque los cortes totales la habían dejado en pésima situación, echándose mucha gente en contra. Incluso las fuerzas de derecha y centro-derecha que ven con simpatía su enfrentamiento con los Kirchner, les habían marcado la discrepancia con esa metodología: el Episcopado, Elisa Carrió y el operador de prensa Joaquín Morales Solá.

La relativa fortaleza agropecuaria se fue escurriendo por lesionar objetivamente intereses de buena parte de la sociedad. Pero también hubo otros factores, al menos dos.

Uno de ellos fue la seguidilla de denuncias contra el altísimo nivel de evasión que caracteriza al sector. La oficina Oncca a cargo de Ricardo Etchegaray alertó que 4 millones de toneladas de trigo, sobre 16 millones, no habían entrado en el circuito legal de comercialización. El recaudador bonaerense Santiago Montoya, por su parte, insistió en que los productores de su provincia evaden por más de 200 millones de pesos. Estas imputaciones no pudieron ser refutadas. Más aún, el vicepresidente de la FAA de Entre Ríos, ladero de De Angeli, irá en semanas a juicio por evasión. ¿Será por eso que no se lo vió en los últimos días en la ruta 14 dando cátedra por cadena nacional sobre los derechos del campo y las supuestas mentiras de Cristina Fernández?
La otra soga con que se piala el energúmeno de Gualeguaychú es en sus incursiones políticas. Haber calificado al gobierno de "tiranía" es algo que se dice en voz baja en el Departamento de Estado, el búnker de Mauricio Macri, las oficinas de la Sociedad Rural y las reuniones de los ex represores sometidos a juicio por violaciones a los derechos humanos. Pero se cuidan de decirlo. El bocón, en cambio, lo proclama ante los medios sin ruborizarse. ¿Después se queja de que lo llamen golpista? Si el gobierno K fuera una tiranía, sería legal y hasta justificado un levantamiento armado para deponerlo, casi una obligación ciudadana.

Los límites K.

Antes de hablar de los límites de Cristina hay que mencionar las cosas que en este conflicto hizo bien. Sobre todo, no ceder a la extorsión de las capas enriquecidas del campo, apoyadas por fuertes intereses como las Bolsas de Cereales de todo el país, la Asociación de Siembra Directa fogoneada por Monsanto, los pools de siembra personificados por Gustavo Grobocopatel y la patria exportadora liderada por Cargill. Semejante bloque de las clases dominantes, secundado por el formidable ejército de medios que propalan su versión de las cosas, no debe ser algo fácil de resistir. Sobre todo para el gobierno justicialista, que vé en su interior proliferar los tránsfugas como Carlos Reutemann, Juan Schiaretti, Jorge Busti, Gerónimo Venegas y Juan Carlos Romero.
Ahora hay que hablar de los límites de la política oficialista. Recién este jueves el ex presidente se decidió a convocar a un acto público en Rosario, para el 20 de junio, en desagravio al Monumento a la Bandera donde armaron tribuna los ricachones del campo y la derecha política el pasado 25 de mayo.

Pero aún así no está asegurado el acto. Es que los movimientos piqueteros liderados por Luis D´Elía habían formalizado el llamado a un acto similar en el mismo lugar a la vera del Paraná. Entonces los popes del PJ del conurbano no están felices pues temen perder protagonismo frente a los piqueteros. No quieren "mezclar la hacienda" dicen, como si ellos fueran hacendados y la gente fuera vaca. En realidad no quieren movilizar porque para esos dirigentes del PJ las diferencias se solucionan con reparto de poder, de plata o de cargos, con aprietes o con diálogo, según dé lugar, pero no con una amplia convocatoria a la población, donde hay muchos peronistas pero también muchos que no son peronistas. Los intendentes Hugo Curto, Raúl Otahacé y otros ex duhaldistas impresentables ven con malos ojos salir de Buenos Aires, donde juegan de locales.

Movilizar o no movilizar, esa es la cuestión no hamletiana sino kirchnerista. Aún no se resolvió ese dilema.

El otro tema, que tampoco está en vías de solución a favor de los argentinos menos favorecidos económicamente, es la distribución del ingreso. Ya se sabe que si el presidente fuera Macri y el ministro de Economía Miguens, esa distribución caería al foso. ¿Pero cómo evoluciona hoy en día? La verdad es que no hay avances significativos y palpables para esas mayorías. Sean los pobres 8 millones como sostiene la estadística oficial del Indec o entre 11 y 13 millones como plantean entidades opositoras, son muchos. Y con la renta del campo, más la renta petrolera, minera y pesquera, etc, se podría resolver ese drama en un corto tiempo.

Pero eso no es lo que ocurre en Argentina. Lo sucedido en La Quiaca, con mujeres y niños reprimidos por la policía cuando reclamaban un aumento de los planes sociales de 150 pesos a 500, así lo demuestra. Ni el cura Jesús Olmedo se salvó de los perdigones policiales ni su hermano obispo, Pedro, de los gases lacrimógenos. ¿No era que la plata de las retenciones era para mejorar la situación de los más desposeídos? Que lo demuestren ahora, antes que sea tarde.
EMILIO MARÍN

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